Las ventajas de conservar queso en AOVE

conservar queso en AOVE

El queso y el aceite de oliva virgen extra son un matrimonio muy bien avenido. Simplemente por el hecho de ser sabores que combinan muy bien, y eligiendo un buen queso junto con un AOVE especial tendremos un producto único. El hecho de conservar queso en AOVE permite aprovechar lo mejor de ambos sabores. ¿Deseas saber las ventajas de hacerlo y cómo debes proceder a la hora de hacer esta deliciosa conserva? No pierdas detalle, te revelamos los secretos.

Por qué conservar queso en AOVE

Muchas veces nos encontramos con alguna cuña de queso abandonada en el frigorífico. Si ha pasado mucho tiempo y no se ha tapado correctamente, el queso se habría endurecido y solo tiene una salida aprovechable, rallarlo para usarlo en un pesto o para aderezar un plato de pasta. Sumergir queso en aceite de oliva virgen extra posibilita aprovecharlo sin temor a que se estropee. Además, si la variedad de AOVE es potente o se encuentra aromatizado con alguna hierba, estaremos proporcionando al queso mucho más sabor.

Conservar queso en AOVE es una buena idea si nos han regalado un queso de gran tamaño y no podemos consumirlo con rapidez. Prepararlo con aceite te hará poder disfrutar de él con mucha más calma. Solo tendrás que abrir el envase e ir sacando las porciones que vayas a consumir en ese momento. Una buena forma de apostar por el ahorro.

Podríamos decir que cualquier queso es susceptible de ser sumergido en AOVE,  a excepción de los cremosos, frescos o azules. Un queso curado de oveja o de cabra adquiere una dimensión especial cuando se combina con aceite. ¿Deseas conocer cómo preparar tu queso para que el AOVE le dé todo lo mejor?

Cómo conservar queso en AOVE sin posibilidad de fracasar

Necesitarás un envase de cristal con tapadera en el que quepan las porciones de queso. El AOVE puedes dejarlo a tu elección, aunque no cabe duda de que las mejores opciones las puedes encontrar aquí. En primer lugar has de porcina el queso y retirarle la corteza. Un cuchillo y algo de paciencia lo hará posible. Corta las porciones del queso a tu elección, en trozos o cuñas, o bien en láminas.

Ahora coloca el queso en el envase y comienza a cubrirlo con AOVE hasta que quede completamente sumergido. Tapa el envase y guárdalo en la despensa, en un lugar apartado de la luz y con una temperatura constante. Cuanto menos muevas el envase, mejor. Simplemente sácalo cuando desees consumirlo y vuélvelo a tapar si te ha sobrado. No es recomendable guardar el envase en el frigorífico, ni al aceite ni al queso le va a pasar nada, pero el AOVE se va a solidificar y tendrás que esperar para consumirlo.

Y ya sabes, cuando hayas acabado con el queso solo te queda filtrar el aceite y utilizarlo para aliñar una ensalada o para tus tostadas del desayuno o merienda. El AOVE sigue teniendo mucha vida tras haberse maridado con el lácteo.

Conservar queso en AOVE es una experiencia que debes probar, siendo herencia de los pastores y de las casas solariegas, en las cuales se usaba la imaginación para preservar los alimentos.

 

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