El etiquetado según la regulación del AOVE
El aceite de oliva virgen extra es, quizás, la mejor grasa que existe. Patrimonio inmaterial de la Humanidad como parte de la Dieta Mediterránea y elemento esencial de la cultura andaluza y del conjunto de España, es una grasa fundamental para todos los que disfrutan con la gastronomía o quieren estar sanos. Sin embargo, también es cierto que como consumidor te debes enfrentar a algunos problemas a la hora de diferenciar las distintas variedades que hay. Los nombres que aparecen en las etiquetas pueden llevarte a la confusión, por lo que debes conocer cuáles existen. Observando siempre la regulación del AOVE.
Las clases de aceite de oliva
Aunque se ha afirmado que el aceite de oliva es bueno para los que lo toman, también es cierto que hay diferentes categorías y que, en función de ellas, estos beneficios serán mayores o menores. Por estos motivos, en la etiqueta lo primero que debes observar es de qué tipo es. De mejor a menor, puedes encontrar:
– Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE): aunque digamos que es una grasa, realmente es un zumo. Es el jugo de la aceituna, directamente extraído de ellas. Sin ningún tipo de componente químico y siempre teniendo las mejores propiedades, tanto desde un punto de vista organoléptico como de composición.
– Aceite de Oliva Virgen: también se obtiene por procesos físicos. Sin embargo, en el proceso de cata se han señalado ciertos defectos que han impedido que fuese calificado como AOVE.
– Aceite de Oliva: es una mezcla de aceites de oliva virgen y otros que han tenido que ser refinados.
– Aceite de Orujo de Oliva: son también mezcla, pero, en este caso, gran parte de la grasa proviene de la extracción a través de los restos que quedan en el orujo, un subproducto del proceso.
El resto de información, siguiendo la normativa del aceite de oliva
Aunque esta sea la información principal que debas observar, lo cierto es que también tendrás que estar atento a otra. Entre toda la que podrás encontrar señalaremos la siguiente, siempre siguiendo lo dispuesto por la normativa del aceite de oliva:
– El origen: de dónde proviene. Si tiene procedencia de otro Estado o bien es de España y, en ese caso, del lugar. Asimismo, también es posible observar si está inserto en una Denominación de Origen, Indicación Geográfica Protegida, etc.
– La variedad: aunque puedas llegar a pensar que el olivo solo es uno, lo cierto es que existen miles de variedades de este árbol. Solo en nuestro país hay más de doscientas variedades. Sin embargo, también es verdad que las más conocidas son unas cuantas. De este modo, y en función de tus gustos, más amargo, más dulce, con mayor cuerpo…, podrás seleccionar una u otra variedad.
– La tabla nutricional: con los componentes que tiene.
– Consejos de conservación: el aceite lo puedes guardar durante bastante tiempo. Sin embargo, siempre es aconsejable hacerlo siguiendo una serie de instrucciones.
En definitiva, hay que estar atento a lo que dice la etiqueta siguiendo lo dispuesto en la regulación del AOVE, ya que te ofrece bastante información para seleccionar el que más se adapte a lo que esperas de él.
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