Cómo preparar un pesto con AOVE
El aceite de oliva virgen extra, además de ser una fuente de salud, es la base de la preparación de muchos platos. No debemos olvidar en este apartado las salsas; capaces de acompañar un plato principal o hacer de hilo conductor de una elaboración. Hoy vamos a aprender a preparar un pesto con AOVE, una receta tradicional italiana y que da un toque fresco y potente a cualquier plato de pasta. De cara al verano, un buen pesto es toda una declaración de principio, así que te animamos a que pruebes esta receta.
Ingredientes para un pesto tradicional
Para prepararlo vas a necesitar los siguientes ingredientes:
- Aceite de oliva virgen extra.
- Albahaca.
- Queso parmesano o pecorino.
- Piñones ibéricos.
- Ajo.
- Sal gorda.
Necesitarás como utensilios un mortero, un cuchillo y una varilla.
Aunque es una obviedad decirlo, un pesto saldrá apetecible si elegimos ingredientes de buena calidad. En este caso, la presencia del AOVE es quizás el hilo conductor. Ya que sus propiedades y aroma casan perfectamente con una pantalla tan potente como la albahaca. De igual forma, no hay una receta exacta de pesto, no nos referimos a la cantidad de ingredientes, ya que variando unos u otros obtendrás una gama de sabor distinta. Quienes gusten de un pesto potente, pueden añadir más ajo.
Cómo preparar un pesto con AOVE
Pela dos dientes de ajo, puedes quitar el tallo interior para que en la digestión no se repita tanto el sabor. Ponlos en el mortero con un puñado de sal y machácalos hasta que quede una textura de pasta. Seguidamente habrás de añadir un puñado de albahaca, que habrás picado previamente a cuchillo. Recuerda picarla bastante, ya que estás preparando salsa y que no hay nada más desagradable que tener que ir sacando hojas entera de tu boca mientras comes. Si no eres muy habilidoso con el cuchillo, siempre puedes picar la albahaca con un robot de cocina. Mezclar la albahaca con los ajos hasta que quede una pasta algo homogénea.
Es el momento de añadir los piñones, también al gusto. Este fruto tan características de toda la zona mediterránea, aporta un matiz suave a la mezcla, rebajando su sabor. Vuelta a darle con el mortero hasta seguir homogeneizando la mezcla. Una vez conseguido, añade el queso rallado. Siempre hay un trozo de queso olvidado en el frigorífico y que puede servirte, lo importante es que sea curado. En Italia se utiliza el parmesano o pecorino, alternando ambos, aunque nuestro nivel exigencia no es tan elevado.
Llega el momento del ingrediente estrella, el AOVE. Puedes elegir entre las variedades que desees, desde un picual para aportar algo de picor, hasta un hojiblanca o un multivariedad. Habrás de emulsionar la mezcla con la varilla, que conseguirá el efecto deseado. Gracias a tu hábil movimiento de muñeca, podrás conseguir que el pesto termine de tomar vida, sino este paso es clave, ya que rectificaremos de sabor. Es decir, podremos añadir uno u otro ingrediente según nuestros gustos. Te recomendamos además que repases nuestro artículo sobre cómo puedes dar toques diferentes a tu aceite de oliva gracias a la aromatización.
Es conveniente dejar reposar el pesto para que sus ingredientes vayan mezclándose y dando todo lo mejor de sus sabores. Como sabrás, el pesto casa muy bien con una buena pasta, una carne o incluso, como aderezo en una pizza. Puedes además conservarlo unos días en el frigorífico y disfrutarlo más adelante. ¿Te animas a prepararlo?
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